Siempre pensé que odiaba el olor a la lavanda hasta que olí la lavanda natural. Los perfumadores de lavanda comprados son como los chicles de fresa. Quien los inventó no olió una lavanda en la vida, obvio tampoco tenía las papilas gustativas muy duchas el que inventó el chicle de fresa.
Hace un par de años cultivé plantas de lavanda en mi jardín y pasada la temporada en la que puedo disfrutar de su esplendor al natural aprovecho para cortar las flores y ponerlas durante un tiempo en un florero. Y cuando vuelvo a la ciudad, momento en que las flores de lavanda ya están totalmente secas, me resisto a abandonarlas, así que hago con ellas una tintura de lavanda que luego uso para distintas aplicaciones.
Una de esas aplicaciones es el ambientador, bruma, brisa… todo depende de lo poético que te hayas levantado, que da un frescos increíble a la habitación y al cuarto de estudio y me reconecta temporalmente con la naturaleza.

La receta es tan simple que casi ridículo pensar que no la utilice todo el mundo en su casa. En lugar de los ambientadores químicos que lo único que consiguen en embotarnos y aletargarnos.

Os dejo el hechizo herbal

AMBIENTADOR DE LAVANDA FREE TOXIC
30% de tintura de lavanda. Podéis cambiar la proporción según os guste más o menos la intensidad.
70% agua destilada.

Lo metemos en un bote de spray y listo.

Fácil verdad.